La Villa Doña Emilia, un emblema histórico y cultural de la provincia Montecristi
La mansión fue construida siguiendo un estilo neoclásico con elementos eclécticos propios de la segunda república francesa

La Villa Doña Emilia, levantada en 1895 con materiales importados de Francia, fue durante más de un siglo una de las joyas arquitectónicas más representativas del Caribe.
Ubicada en el corazón de San Fernando de Montecristi, frente al reloj público y al antiguo Club del Comercio, la casona no solo se distinguió por su majestuosidad arquitectónica, sino también por su papel como espacio de encuentro cultural y social.
La residencia perteneció a Emilia Jimenes Pereyra, reconocida filántropa y animadora cultural, hermana del presidente Juan Isidro Jimenes. Su figura trascendió por su vinculación con líderes históricos como Eugenio María de Hostos, José Martí y Máximo Gómez, quienes visitaron los salones de la villa en un momento de efervescencia política y cultural en el Caribe.
Valor arquitectónico
La mansión fue construida siguiendo un estilo neoclásico con elementos eclécticos propios de la segunda república francesa. Contaba con dos niveles, galerías perimetrales, balcones ornamentados y un distintivo techo Mansarda.
Sus fachadas lucían láminas decorativas semejantes a escamas de peces, mientras que en su interior destacaban detalles en caoba, lámparas de cristalería asiática y muebles de maderas preciosas. Era un ejemplo vivo de la prosperidad económica que caracterizó a Montecristi a finales del siglo XIX, cuando la ciudad era un centro comercial de importancia regional.
Centro de vida cultural y social
Los amplios salones de la villa fueron escenario de veladas musicales, tertulias literarias y reuniones sociales de gran relevancia. Allí se celebraban bailes, peñas culturales y encuentros políticos que contribuyeron a consolidar a Montecristi como un referente en la vida intelectual y social del país.
La propietaria, doña Emilia, casada con Rafael Rodríguez Camargo, empresario vinculado al ferrocarril en la provincia, formaba parte de uno de los círculos financieros más influyentes de la época.

Patrimonio en peligro
El Icomos, organismo internacional de protección patrimonial, declaró en 2019 a la Villa Doña Emilia como un monumento en riesgo, debido a décadas de abandono y saqueos. Aunque hubo planes oficiales de restauración, nunca se concretaron.
El reciente incendio que destruyó la villa representa no solo una pérdida material irreparable, sino también un golpe al patrimonio histórico de la República Dominicana. Aun así, su memoria permanece como símbolo del esplendor cultural y del legado histórico de Montecristi.